Kylie Jenner ha abierto su corazón sobre el impacto de la maternidad temprana en su vida. Con solo 19 años, enfrentó un cambio profundo en su cuerpo y su identidad al quedar embarazada de su primera hija, Stormi Webster. Aunque hoy, a sus 27 años, afirma que no se arrepiente, admite que fue un proceso desafiante. En una reciente entrevista, Kylie compartió que uno de los momentos más complicados fue ver cómo su cuerpo se transformaba drásticamente, algo inesperado a esa edad.

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Durante sus veintes, Jenner no solo enfrentó los cambios físicos, sino también los emocionales. Tras el nacimiento de Stormi, experimentó un año de depresión posparto, una fase en la que describió sentirse como en “piloto automático”. En el caso de su segundo embarazo, la empresaria habló de un estado emocional conocido como “baby blues”, en el que las emociones se intensifican, haciéndola sentir afectada por cosas que antes no lo hacían. Para Jenner, este proceso no solo fue una prueba de su fortaleza, sino una experiencia que le permitió aprender a ser más compasiva consigo misma.

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A pesar de las dificultades, Kylie se siente agradecida por el crecimiento personal que la maternidad le ha brindado. Explicó que le tomó un año reconectar con su identidad, pero que ahora se siente más segura y plena que nunca. Como figura pública, se esfuerza por proteger a sus hijos de la exposición mediática, con una regla clara: Stormi y Aire no podrán tener cuentas en redes sociales hasta que se muden de casa. Su perspectiva sobre la maternidad y el autocuidado destaca un enfoque de aceptación y fortaleza que, a su vez, inspira a otras mujeres a abrazar sus propias experiencias.