El reconocido diseñador Giorgio Armani falleció a los 91 años, dejando una huella imborrable en la industria de la moda y un legado económico que asciende a 12,100 millones de dólares, según Forbes. Considerado el segundo creador más rico del mundo, solo detrás de Ralph Lauren, Armani no solo transformó la forma de vestir, sino que también consolidó un emporio con presencia internacional.

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Con la misma disciplina que lo caracterizó en vida, Armani dejó organizada la repartición de su fortuna. La mayor parte de sus acciones quedará en manos de su familia más cercana: su hermana Rosanna, su sobrino Andrea Camerana y sus sobrinas Silvana y Roberta, quienes forman parte del consejo directivo de la compañía. A ellos se suma Leo Dell’Orco, su pareja durante más de dos décadas y actual director general de la línea masculina. Todos recibirán cerca del 99.9 % del imperio, mientras que la Fundación Armani conservará el resto.

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El patrimonio del diseñador incluye lujosas propiedades alrededor del mundo: una villa en Saint-Tropez, una mansión en Antigua frente al mar, una residencia en St. Moritz y su icónico hogar en el Palacio Orsini de Milán. Además, era dueño de un ático frente a Central Park y del yate Main, valuado en 60 millones de dólares. Su imperio abarca hoteles, cosméticos, gastronomía y diseño de interiores, con más de 8,700 empleados y una facturación de 2,300 millones de dólares, asegurando que la marca Giorgio Armani permanezca como sinónimo de elegancia y éxito aún después de su partida.