“La Máscara”, el éxito cinematográfico de 1994 protagonizado por Jim Carrey, originalmente iba a ser una película de terror. Chuck Russell, director de la cinta, reveló en una clase magistral en el Festival Internacional de Cine de la India que el proyecto inicial de New Line Cinema se basaba en los oscuros cómics de Dark Horse Comics, conocidos por su violencia y tono sombrío. Sin embargo, Russell convenció al estudio de cambiar el enfoque y contratar a Carrey para convertirla en una comedia única.

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La transformación no fue sencilla. Russell recordó cómo explicó al estudio que seguir el tono original del cómic la haría “demasiado parecida a Freddy Krueger”. Además, destacó el desafío de promover a Jim Carrey como protagonista, quien en ese momento apenas ganaba notoriedad gracias a su trabajo en In Living Color. La apuesta rindió frutos: Carrey improvisó momentos memorables y aportó una energía inigualable al personaje.

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El presupuesto de la película fue de 8 millones de dólares, de los cuales la mayoría se destinó a efectos visuales. Con un enfoque casi artesanal, el equipo de Industrial Light & Magic superó las limitaciones y ayudó a convertir La Máscara en un fenómeno mundial. La película recaudó más de 350 millones de dólares, marcó el debut de Cameron Diaz y dejó un legado que aún inspira intentos de revivir la franquicia.