La obsesión por el realismo en Breaking Bad llevó al equipo de producción a crear una versión tan convincente de la metanfetamina azul que llegó a ser robada del set en múltiples ocasiones. Para lograr este nivel de autenticidad, el diseñador de producción Robb Wilson King no solo consultó con la DEA, sino también con traficantes reales en Albuquerque, donde se filmó la serie.

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King relató en una entrevista con The Guardian que accedieron a vecindarios y casas utilizadas para la fabricación de drogas, estableciendo contacto con personas involucradas en el negocio. Aunque la experiencia fue peligrosa, era esencial para capturar la esencia del mundo criminal que la serie retrataba. Además, la producción contó con la supervisión de la DEA, que se aseguró de que la recreación fuera precisa pero sin revelar secretos que pudieran comprometer operaciones reales.

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El resultado fue tan convincente que, al finalizar el rodaje, la DEA exigió la entrega de toda la metanfetamina falsa para su destrucción. “No querían que terminara en la calle”, explicó King. Esta atención al detalle consolidó a Breaking Bad como una de las series más verosímiles y aclamadas de la televisión, elevando el estándar de realismo en las producciones sobre el mundo de las drogas.