En diciembre de 1985, la Princesa Diana preparó una sorpresa inolvidable para su esposo, el futuro rey Carlos III, en un evento benéfico en el Royal Opera House. Diana, quien había estado tomando clases secretas de ballet con Anne Allan desde 1981, decidió mostrar sus habilidades bailando al ritmo de “Uptown Girl” de Billy Joel junto al reconocido bailarín Wayne Sleep. Sin embargo, pese al entusiasmo del público, la reacción de Carlos fue de indiferencia, un gesto que sorprendió tanto a Diana como a los presentes.

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Este evento fue un reflejo de las crecientes tensiones en el matrimonio real. Según Allan, Diana buscaba constantemente la aprobación y el afecto de Carlos, pero a menudo se encontraba con frialdad. Para ella, el baile y las lecciones de ballet eran no solo una forma de mejorar su técnica, sino también una vía para liberar las presiones emocionales que enfrentaba, entre ellas, su lucha contra la bulimia. Este episodio quedó inmortalizado no solo en la memoria de quienes lo vivieron, sino también en la serie The Crown.

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La indiferencia de Carlos no fue el único aspecto revelador de este relato. Richard Dalton, el ex peluquero de Diana, también compartió en su libro que la princesa, a pesar de su imagen pública, tenía un humor travieso y pícaro. A menudo llevaba consigo juguetes de broma para sorprender a sus conocidos, mostrando así una faceta de ella que pocas personas conocían. Estos momentos íntimos y anecdóticos revelan el lado más humano de una figura icónica.