El episodio 550 de Los Simpsons no solo sorprendió por su estética completamente realizada con bloques de Lego, sino que también se convirtió en el capítulo más caro producido en toda la historia de la serie. Titulado “Una pieza como yo”, esta entrega marcó un cambio radical al abandonar temporalmente la animación tradicional en favor de un formato visual completamente nuevo, con personajes, escenarios y objetos diseñados con el icónico estilo de las piezas de construcción.

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Este episodio se destacó por su complejidad técnica y narrativa, al transformar Springfield en un universo Lego, mientras Homero era el único que notaba algo extraño. La colaboración entre Los Simpsons y Lego requirió dos años de producción, el doble del tiempo habitual, y duplicó el presupuesto estándar debido al uso de animación 3D y a la obtención de licencias, lo que lo posicionó como el más ambicioso en términos de inversión.

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La idea original de Lego era únicamente adaptar la clásica escena del sofá, pero los productores decidieron ir más allá y convertir toda la historia en una experiencia visual distinta. El resultado fue un capítulo que redefinió los límites de la animación televisiva, dejando huella tanto por su innovación como por el desafío logístico que implicó. Su éxito coincidió con el lanzamiento de La Lego Película, lo que potenció el impacto y reafirmó a Los Simpsons como una serie capaz de reinventarse sin perder su esencia.