En Drácula: A Love Tale, Luc Besson transforma el mito del vampiro más famoso en una historia profundamente humana, donde el motor no es la sed de sangre, sino una herida de amor que desafía el tiempo. Inspirado en la novela de Bram Stoker, el cineasta francés narra la condena de un príncipe que, tras perder a su esposa, maldice a Dios y queda atrapado en la eternidad, explorando así el romanticismo y la pérdida de fe que marcan su destino.

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Besson se aleja de las versiones clásicas para centrarse en la espera de un hombre capaz de soportar cuatro siglos por reencontrar a su amada. En esta visión, el terror cede paso a la melancolía y al cuestionamiento espiritual, planteando dudas sobre la fe y el papel de Dios en medio de la tragedia. “Usé a Drácula como telón de fondo para hablar del amor y la esperanza perdida”, confesó el director, quien describe su propuesta como una mirada personal y respetuosa hacia el mito.

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Caleb Landry Jones, elegido incluso antes de tener el guion, encarna a este Drácula melancólico. Besson lo considera su actor de cabecera tras su experiencia en Dogman, destacando su entrega, versatilidad y capacidad para sorprender en cada escena. Con estrenos como El quinto elemento o Lucy, Besson reafirma su talento para crear mundos a partir de una sola idea, y en esta ocasión, nos presenta a un personaje que no teme mostrar su mayor condena: amar demasiado. Drácula: A Love Tale llegará a cines mexicanos el próximo 14 de agosto.