Ni siquiera Victoria Beckham se salvó de tener un momento “fake it till you make it”. En una reciente entrevista en el podcast Call Her Daddy, la diseñadora británica recordó una divertida anécdota de sus primeros años en la moda: mientras paseaba por Bond Street junto a David Beckham, llevaba una bolsa Louis Vuitton falsa, sin imaginar que el mismísimo Marc Jacobs la descubriría.

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La historia tomó un giro icónico cuando Jacobs, entonces director creativo de la firma francesa, vio la foto de Victoria en una revista y decidió escribirle para aclarar el error. “Te voy a mandar una de verdad porque la que traes no lo es”, le dijo el diseñador, y cumplió su promesa enviándole una original. En aquel momento, Beckham apenas comenzaba a construir su imagen más allá de las Spice Girls, y aquella bolsa, aunque no auténtica, simbolizaba su aspiración a la elegancia que años después definiría su marca personal.

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Hoy, convertida en una de las diseñadoras más reconocidas del Reino Unido, Beckham recuerda la anécdota con humor y orgullo. En una era donde los “dupes” y superfakes dominan las redes sociales, su historia refleja una lección más profunda: la autenticidad no depende de lo que llevas, sino de quién eres. Victoria pasó del “fake it” al “made it” con estilo —una transformación que, más que cualquier marca, nunca pasa de moda.