Mi novia es la revolución narra la historia de Sofía, una joven que está a punto de cumplir 15 años cuando una chica de actitud rebelde irrumpe en su vida. Esta película, dirigida por Marcelino Islas Hernández, ofrece un emotivo y nostálgico vistazo a la adolescencia en los años 90.

El proyecto comenzó cuando Islas Hernández asistió a una fiesta de 15 años de su hija Sofía y se conmovió con el simbolismo del evento, representando el crecimiento y transición hacia la madurez. Inspirado por este momento y su experiencia como maestro, donde proyectó la película francesa de los sesenta Los 400 golpes, decidió crear una cinta que capturara el crecimiento personal de su hija, ambientándola en 1994.

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“De repente salgo del salón y le digo a Gaby Vidal (guionista): quiero hacer una película con mi hija para celebrar sus 15 años, sobre el crecer de una persona y que se sitúe en 1994”, relata Marcelino.

La maquinaria comenzó a operar y, meses después, en la colonia Las Arboledas de Atizapán, en el Estado de México, empezó la filmación de Mi novia es la revolución, que este fin de semana llega a las salas nacionales. La cinta es una historia de «coming of age», un género que se centra en el crecimiento y maduración de sus jóvenes personajes.

Junto a Sofía Islas, actúan Ana Valeria Becerril, Edwarda Gurrola, Martha Claudia Moreno y Mauro Sánchez Navarro. La trama sigue a Sofía, quien se muda a un nuevo lugar tras el divorcio de sus padres. Un día, encuentra a Eva, una chica robando en su casa, y a partir de ahí, Sofía descubre otra vida: el amor, el crecimiento y nuevas percepciones que la llevan a madurar.

Marcelino implementó un enfoque único durante el rodaje: prohibió a sus actrices conocerse o interactuar hasta el primer día de filmación en locación. “Éramos todos testigos de cómo a Sofi le pasaban las cosas, cómo crecía (realmente). Mi personaje es la que llega y revoluciona todo, la que hace que Sofi se vuelva ella”, comenta Ana Valeria Becerril.

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Sofía Islas, aunque familiarizada con la profesión de su padre, se sorprendió al enterarse de que sería la protagonista. “Fue pensar: qué van a decir mis amigos, qué voy a hacer en esa escena, cómo le voy a hacer. Al final era ver cómo alguien va viendo su personalidad”, reflexiona.

Mi novia es la revolución contó con los beneficios del Eficine, un programa que permite a las empresas destinar el 10% de su Impuesto Sobre la Renta a la producción de largometrajes mexicanos. Esta película no solo celebra el crecimiento personal de Sofía, sino que también captura la esencia de una década y un tiempo de cambio para muchos jóvenes.

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Este fin de semana, Mi novia es la revolución llegará a las salas de cine, prometiendo transportar al público a una época de transformación y juventud, con una historia conmovedora y auténtica.

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