La muerte de Matthew Perry continúa marcando un duro precedente en el mundo del entretenimiento y la justicia. A dos años de su fallecimiento, el médico Salvador Plasencia está por recibir la primera sentencia relacionada con la red que suministró ketamina ilegalmente al actor. El especialista admitió haber vendido múltiples dosis del anestésico aun conociendo su historial de adicciones, lo que lo coloca como el primer responsable en enfrentar a una corte federal en Los Ángeles.

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Los fiscales aseguran que Plasencia actuó movido “por dinero, no por ética médica”, ya que siguió abasteciendo al actor incluso después de que otros doctores legítimos se negaron a recetar la sustancia. Aunque no se le atribuye la dosis exacta que provocó la sobredosis mortal, documentos judiciales revelaron mensajes en los que se refería a Perry como un “idiota” dispuesto a pagar por más ketamina, evidenciando el abuso de su vulnerabilidad.

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El caso ha impulsado a la fiscalía a solicitar tres años de prisión, aunque la ley permite una pena de hasta 40 años, dependiendo de los cargos. La defensa sostiene que el médico ya perdió su licencia, su clínica y su reputación, y actualmente reside en Arizona junto a su familia. Sin embargo, para los allegados del actor, este proceso representa un paso crucial para cerrar una herida que lleva abierta desde 2023, esperando que la sentencia refleje la gravedad de una muerte marcada por negligencia médica y explotación económica.

El fallecimiento de Matthew Perry, recordado mundialmente por su papel como Chandler en Friends, puso en evidencia los riesgos del abuso de sustancias y la prescripción irregular de medicamentos. Investigaciones revelaron que recibió ketamina ilegalmente en las semanas previas a su muerte, lo que abrió una amplia indagación sobre la red de médicos y distribuidores involucrados. Su historia continúa siendo un recordatorio claro de las consecuencias de la explotación de personas con historial de adicciones y la urgencia de reforzar los controles médicos.