Alejandro Sanz rompió el silencio tras ser acusado por Ivet Playà, una fan que más tarde fue su asistente, de presunto abuso de poder. Mediante sus historias en Instagram, el cantautor expresó su desconcierto y sugirió que la denuncia estaría motivada por un desacuerdo profesional. “Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, escribió, recordando lo que él consideraba una relación de afecto entre adultos.

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Sanz reveló que, en mayo, Playà le propuso invertir en un negocio familiar, pero él se negó tras consultarlo con sus asesores. “Nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida”, afirmó. Aunque el mensaje reflejó tensión, cerró con una frase conciliadora: “Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”.

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Por su parte, Ivet Playà narró su versión en redes sociales. Dijo que todo comenzó en 2015, cuando Sanz, entonces de 49 años, empezó a seguirla e interactuar con ella, lo cual derivó en una relación íntima tras cumplir ella los 18 años. Años después se mudó a Madrid para trabajar con él, etapa que describió como una “terrible pesadilla”. Aunque no usó la palabra “abuso”, internautas señalaron posibles elementos de grooming, dada la diferencia de edad y poder entre ambos. Playà asegura sentirse engañada, utilizada y humillada.