Recientemente, Selena Gomez compartió en redes sociales su diagnóstico de SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), una condición que afecta su digestión y bienestar diario. La actriz, quien ha enfrentado críticas por su apariencia física, especialmente durante la promoción de su película Emilia Pérez, aclaró que su cuerpo refleja los desafíos de su salud y no le preocupa lucir “perfecta”. Gomez expresó: “No me importa no parecer un monigote… solo soy humana”, mostrando su decisión de aceptar su cuerpo tal como es.

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El SIBO es una afección en la cual un exceso de bacterias crece en el intestino delgado, dificultando la absorción adecuada de nutrientes esenciales como grasas, carbohidratos y proteínas. Esto no solo compromete la digestión, sino que puede causar síntomas como inflamación, dolor abdominal y malestar general, afectando significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Para personas como Selena, quien además enfrenta lupus, una enfermedad autoinmune que impacta su sistema inmunológico, el SIBO representa un desafío adicional en su ya compleja situación de salud.

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El SIBO suele ser consecuencia de factores como cirugías abdominales y problemas estructurales en el sistema digestivo. En el caso de Gomez, sus antecedentes de salud, incluyendo un trasplante de riñón y los efectos del lupus, aumentan su vulnerabilidad ante esta afección. Aunque el tratamiento con antibióticos puede ser eficaz para reducir las bacterias, algunas personas requieren intervenciones más intensivas. Para Selena, este diagnóstico es una lucha más en su camino, y su sinceridad sobre sus condiciones físicas busca inspirar empatía y comprensión hacia quienes enfrentan enfermedades invisibles.