Timothée Chalamet, una de las figuras más destacadas de su generación en Hollywood, ha revelado los obstáculos que enfrentó al inicio de su carrera debido a su complexión física. En sus primeras audiciones, fue rechazado en repetidas ocasiones no por su talento, sino porque no cumplía con los estándares físicos demandados en ese momento, como explicó en una reciente entrevista. La presión en torno a la apariencia fue constante, y este enfoque superficial le provocó inseguridades que no estaban relacionadas con su habilidad actoral.

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El actor compartió que, en sus primeros años, algunos representantes le aconsejaron ganar peso para obtener papeles en películas populares de acción como El corredor del laberinto y Divergente. Al recordar estos comentarios, Chalamet relató cómo los estándares corporales de Hollywood le hicieron sentir como un “extraño” en una industria donde la apariencia suele eclipsar el talento. A pesar de estos prejuicios, Chalamet siguió un camino que le permitió brillar con películas más personales y fuera del circuito de los grandes estudios.

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A sus 28 años, la estrella ha encontrado su ritmo profesional en películas de menor presupuesto y de carácter íntimo, como Call Me by Your Name, Beautiful Boy y Mujercitas. Estos proyectos le permitieron experimentar una fluidez artística que describe como fundamental para su confianza y crecimiento en el cine. Chalamet, al igual que su interpretación de Bob Dylan, ha logrado navegar su carrera a su manera, demostrando que el verdadero éxito no siempre depende de cumplir con un molde, sino de seguir un camino propio y auténtico.