Regar las plantas pudiera parecer una actividad simple pero no es tan sencillo como pudiera parecer. En realidad, hay muchas variables que pudieran dificultar el riego correcto de la planta, ya que cada una puede necesitar uno en particular. A continuación, se proporcionarán algunos consejos para realizar el riego de una manera correcta y que se pueda reconocer si ha sido escaso o excesivo, pues ambas variantes son malas para el adecuado crecimiento y desarrollo de la planta.

1. Agua de la llave

La mayoría de las plantas se pueden regar sin problemas con el agua de la llave, pero algunos más delicadas pueden necesitar mejor agua filtrada, o incluso agua de lluvia recogida para este uso.

2. Temperatura

Sin importar el tipo de agua que se vaya a usar, procura que tenga una temperatura ambiente, será mucho mejor de que la uses tibia o fría. Los extremos pueden dañar las hojas de las plantas.

3. Cantidad

Como ya es sabido, no todas las plantas necesitan la misma cantidad de agua. Algunas plantas de interior, como los filodendros, provienen de regiones tropicales en donde llueve regularmente, por lo que este tipo de especies suelen tener hojas grandes que requieren mucha agua para su desarrollo adecuado.

En cambio, los cactus y las suculentas se desarrollan mejor cuando se deja que la tierra se seque entre riegos. Si se nota menos crecimiento de lo normal, hay que disminuir la cantidad de agua hasta que comiencen a crecer nuevamente. Si se ven hojas marchitas, será hora de regar de nuevo las plantas, aunque lo aconsejable es que nunca se llegue a este punto. Una buena forma de saber cuánta agua requiere, es introducir en la tierra un dedo hasta la primera falange, si la tierra está seca, hay que regar sin mayor demora.

El riego de las plantas dependerá mucho de donde provienen y así tener más o menos la idea de la cantidad de riego que deben tener.

4. La mejor hora para el riego

Siempre será preferible regar por la mañana que por la noche. De esa manera, cualquier salpicadura en las hojas o exceso de agua en la maceta tendrán la posibilidad de secarse y evaporarse durante el día, esto, cuando las temperaturas tienden a ser más cálidas. Cuanto más tiempo permanezca la humedad en las hojas de las plantas, mayor será el riesgo de que se desarrollen enfermedades.

5. Forma de regar las plantas

La mejor manera es verter el agua como para empapar completamente la tierra alrededor de cada planta y continuar hasta que el agua comience a salir por el orificio de drenaje. Si el agua extra se queda en el platillo que suelen usar en ocasiones, a veces la tierra de la planta absorberá un poco más mientras permanece en ella. Es por eso que hay que asegurarse de quitar el plato después de unos 10 minutos, o las raíces de las plantas se pudrirán.

Otra opción es llenar con agua el platillo u otro tipo de cubeta debajo de los recipientes. En unos minutos, el agua penetrará en la tierra a través de los agujeros del drenaje. Luego se debe seguir llenando el platillo hasta que el agua ya no se absorba. Este es el método ideal para regar plantas a las que no les gusta la humedad cerca de sus tallos, como cactus o suculentas.

6. Humedad

Aunque la maceta cuente con un buen drenaje, mantener la tierra constantemente húmeda puede dificultar que el aire llegue a las raíces. Es claro que, si se está regando demasiado, las plantas no tendrán nuevos brotes y las hojas se volverán amarillas. También puede volverse marchita, aunque esto también pudiera ser un signo de muy poca agua. Como se señaló con anterioridad, el truco es revisar el suelo cuando se noten estos problemas. Si está mojado, es por exceso de agua. Si está seco, es escasez de la misma.

Mucha humedad nunca será buena, ya que fomenta el crecimiento de hongos y bacterias en el suelo, lo que puede causar olores desagradables, especialmente cuando las raíces se están pudriendo. Y si se ven mosquitos de hongos revoloteando alrededor de la planta, es que se está regando demasiado.

Nota importante: Expertos señalan que no porque se ha regado demasiado, quiere decir que la planta muera. Basta con que se deje que el suelo se seque un poco antes de volver a regar. Si eso no ayuda a que la planta se recupere, se puede intentar trasplantarla con tierra fresca después de cortar las raíces que ya se encuentren muertas o blandas con un par de tijeras de podar.

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