Beneficios cerebrales de tener un gato en casa
Tener un gato como mascota no solo aporta consuelo y compañía, sino que también ofrece múltiples beneficios para la salud física y emocional. Diversos estudios han demostrado que interactuar con un felino puede reducir los niveles de estrés, ya que acariciarlos disminuye la producción de cortisol, la hormona relacionada con este malestar. Esta interacción estimula la liberación de serotonina y dopamina, neurotransmisores que generan una sensación de calma y bienestar.
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Además, la simple observación de un gato mientras juega o realiza sus actividades diarias puede aumentar los niveles de felicidad. Según estudios neurocientíficos, esta respuesta emocional positiva se debe a la activación de áreas del cerebro como el núcleo accumbens y la corteza prefrontal, responsables de generar sentimientos de placer y optimismo. La conducta juguetona de los felinos refuerza este efecto, promoviendo un estado general de bienestar.
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Por otro lado, los gatos ofrecen un importante apoyo emocional en momentos de crisis. Investigaciones señalan que su presencia puede proporcionar alivio emocional, ayudando a las personas a sobrellevar situaciones difíciles y a reducir la soledad. Su compañía constante y su naturaleza serena crean un espacio seguro que facilita la conexión y el sentido de pertenencia.