Los gatos comparten con los humanos los cinco sentidos, pero los experimentan de manera diferente. Su visión nocturna, por ejemplo, es muy superior a la nuestra gracias a su tapetum lucidum, una capa en sus ojos que refleja la luz y les permite ver mejor en la oscuridad. Sin embargo, su percepción de los colores es más limitada y su visión más borrosa a distancia. Estas adaptaciones les ayudan a cazar y moverse con agilidad en entornos con poca luz.

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El oído felino es otro sentido altamente desarrollado. Sus orejas pueden moverse en distintas direcciones para captar sonidos con gran precisión, incluso aquellos que están fuera del rango auditivo humano. Su capacidad para distinguir variaciones mínimas en los sonidos los convierte en depredadores eficaces. Además, el olfato de los gatos es hasta 14 veces más sensible que el de las personas, lo que les permite reconocer a otros animales, detectar peligros y encontrar alimento con facilidad.

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Los bigotes, conocidos como vibrisas, son esenciales para la orientación y el reconocimiento del entorno. Gracias a ellos, los gatos pueden detectar cambios en el aire y moverse con seguridad, incluso en la oscuridad total. Comprender cómo nuestros felinos perciben el mundo no solo nos ayuda a mejorar nuestra convivencia con ellos, sino que también nos permite ser mejores cuidadores y atender sus necesidades de manera más efectiva.