Entender cómo perciben los gatos su entorno nos ayuda a ser mejores cuidadores. Aunque emplean los mismos cinco sentidos que nosotros (vista, oído, olfato, gusto y tacto), estos están afinados de maneras únicas, permitiéndoles moverse en un mundo de penumbras. Desde su capacidad visual adaptada para la oscuridad hasta su desarrollado sentido auditivo y olfativo, los gatos exploran y entienden el mundo con gran precisión. Conocer estas características podría mejorar nuestra convivencia y comprensión de su comportamiento.

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La visión felina es un aspecto fundamental para su supervivencia. A diferencia de los humanos, los gatos ven mejor en condiciones de baja luminosidad, ya que sus ojos están diseñados para captar la mayor cantidad de luz posible, gracias a su gran córnea y pupilas verticales que se dilatan enormemente en la oscuridad. Sin embargo, esta adaptación afecta la percepción de los colores y detalles; los gatos ven un espectro de colores limitado y menos definido que el de los humanos. Esta peculiaridad no es un obstáculo, pues su atención al movimiento les permite identificar con rapidez posibles presas u objetos de interés.

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Los sentidos del oído y el olfato también destacan en los gatos. Sus orejas pueden rotar independientemente, actuando como antenas que captan sonidos a gran distancia y frecuencia, superior incluso a la de los perros. El olfato, por su parte, está presente desde su nacimiento, y en su madurez alcanza un nivel impresionante, con hasta 200 millones de receptores olfativos. Además, cuentan con el órgano de Jacobson, que les permite detectar feromonas y otros olores complejos. Estos sentidos especializados fortalecen su capacidad para reconocer su entorno y reaccionar eficazmente ante estímulos.