La diarrea en perros y gatos es un problema común que puede aparecer en cualquier momento de su vida. Las causas principales incluyen infecciones bacterianas o víricas, así como errores alimentarios como cambios bruscos de dieta o consumo de comida en mal estado. En muchos casos, basta con una dieta blanda y evitar alimentos sólidos por uno o dos días para que el problema se resuelva. Sin embargo, no siempre es tan simple y hay ocasiones en las que será indispensable acudir al veterinario.

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Debemos estar alerta si la diarrea se presenta con frecuencia durante el día, si la mascota no bebe agua, está decaída o no se levanta. Otras señales de alarma son si la diarrea persiste por más de 24 horas, si tiene un color inusual, si contiene sangre o si la mascota orina poco o nada. La ingestión de objetos extraños o una posible intoxicación también son motivos de urgencia médica. Es fundamental mantener a la mascota hidratada para evitar complicaciones graves.

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En el caso de cachorros y gatitos, la vigilancia debe ser aún mayor, ya que su sistema inmune es inmaduro. Aunque no todas las diarreas son graves, es recomendable llevarlos al veterinario para descartar parásitos u otras enfermedades, especialmente si aún no tienen el esquema completo de vacunas. Para prevenir diarreas, es importante hacer cambios alimenticios de manera gradual, consultar sobre el uso de probióticos y proporcionar entornos tranquilos, en especial para gatos que son más sensibles al estrés. En casos graves, el veterinario puede recurrir a sueros, probióticos o antibióticos, siempre dependiendo del diagnóstico.