La neerlandesa Sharon van Rouwendaal reafirmó su dominio en la prueba de 10 kilómetros de natación en aguas abiertas al conseguir su segunda medalla de oro olímpica en París 2024. No obstante, lo que capturó la atención mundial no fue solo su victoria, sino el emotivo gesto con el que dedicó su triunfo a su perro fallecido. Con lágrimas en los ojos, Van Rouwendaal celebró señalando un tatuaje en su muñeca izquierda, donde lleva inmortalizada la patita de su querido compañero de vida.

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Después de subir nuevamente al podio ocho años después de su primer oro en Río de Janeiro, Van Rouwendaal compartió en una entrevista que la pérdida de su perro fue una fuente de profunda tristeza y desmotivación. “Murió repentinamente cuando necesitaba una operación. Era mi todo, nadar es mi todo, pero para mí lo más importante es mi familia y mis perros”, expresó la nadadora. Su dolor fue tan intenso que por semanas perdió el deseo de nadar y enfrentó un enorme estrés físico y emocional.

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Finalmente, fue el recuerdo de su perro y el consejo de su padre lo que la impulsó a seguir adelante. “Mi papá me dijo, ‘tienes que hacerlo por él'”. Este mensaje fue clave para que Van Rouwendaal encontrara la fuerza para competir nuevamente y dedicara su medalla a su fiel compañero, honrando así su memoria en uno de los escenarios deportivos más importantes del mundo.