Los animales de compañía como perros y gatos, al igual que los humanos, pueden experimentar emociones intensas como alegría o tristeza, e incluso llegar a un estado de depresión si son víctimas de maltrato. Estos seres, considerados parte fundamental de muchas familias, merecen cuidado y respeto, además de estar protegidos por leyes que buscan evitar el maltrato animal.

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Alberto Tejeda, académico de la UNAM, destaca la importancia de observar el comportamiento de las mascotas. Cambios como apatía, agresividad o conductas inusuales pueden ser señales de un estado depresivo. Ante esto, es crucial acudir al veterinario para descartar problemas de salud física y, si es necesario, buscar la ayuda de un etólogo, especialista en comportamiento animal.

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La depresión en mascotas puede originarse por situaciones como el abandono, la pérdida de un ser querido o cambios drásticos en su entorno. Los síntomas van desde aburrimiento hasta indefensión aprendida, un estado emocional donde el animal deja de reaccionar ante estímulos. Perros, gatos y otras especies sociales, como primates y elefantes, también pueden sufrir este trastorno, demostrando que la salud emocional no es exclusiva de los humanos.

Prevenir la depresión implica garantizar el bienestar de las mascotas: brindarles compañía, actividades estimulantes, buena alimentación, un espacio seguro y ejercicio regular. Sobre todo, es fundamental tratarlos con amor y evitar cualquier tipo de violencia. Las mascotas no solo nos acompañan, también nos enseñan la importancia de cuidar todas las formas de vida.