Los gatos, el gran misterio de la medicina veterinaria
Pese a los avances en la medicina veterinaria, los gatos siguen siendo un enigma clínico. Mientras que la ciencia canina cuenta con múltiples estudios y protocolos definidos, la salud felina se mantiene en un rezago alarmante. Esta diferencia se hizo evidente en el caso de Olive, una gata que falleció en 2024 debido a una enfermedad autoinmune que los especialistas no lograron diagnosticar con certeza ni tratar eficazmente.
También te puede interesar: Heimlich en mascotas: técnica clave ante atragantamientos

El problema, según expertos, radica en que los gatos han sido históricamente tratados como “perros pequeños” por muchos veterinarios. Medicamentos, procedimientos y diagnósticos se han extrapolado desde la medicina canina sin considerar que los felinos tienen un metabolismo diferente, síntomas menos evidentes y una fisiología única. Esto ha derivado en diagnósticos imprecisos y tratamientos ineficaces o incluso perjudiciales.
También te puede interesar: Cuidado con las bolas de pelo en gatos

Aunque lentamente, el panorama comienza a cambiar. Algunas universidades ya priorizan la medicina felina y científicos como Elinor Karlsson lideran proyectos como Darwin’s Cats, que busca extraer ADN felino del pelaje para comprender mejor las enfermedades genéticas. Esta investigación representa una esperanza para millones de gatos y sus familias, que hasta ahora han tenido que enfrentar la incertidumbre de padecimientos sin nombre ni cura. La historia de Olive, aunque trágica, podría ayudar a que el futuro de otros gatos sea distinto.