Un estudio reciente en Japón revela que los gatos domésticos reconocen sus nombres, aunque sus respuestas son más sutiles que las de los perros. Según Atsuko Saito, experta en comportamiento felino, los gatos asocian el sonido de su nombre con recompensas como comida y caricias, lo que explica su capacidad para identificarlo incluso cuando lo pronuncia un extraño. Los experimentos demostraron que los gatos reaccionan moviendo las orejas, la cabeza o la cola al escuchar su nombre, a pesar de oír nombres similares o los de otros gatos.

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Aunque los gatos reconocen sus nombres, su reacción no es tan entusiasta como la de los perros, quienes tienen una ventaja evolutiva. Durante miles de años, los perros fueron seleccionados para ser obedientes y responder a las órdenes humanas, mientras que los gatos se domesticaron por sí mismos al convivir con humanos en asentamientos agrícolas. Este historial evolutivo podría explicar por qué los gatos parecen más independientes y menos receptivos al entrenamiento tradicional.

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A pesar de estas diferencias, los gatos han demostrado habilidades sociales sorprendentes. Su creciente interacción con los humanos podría impulsar su evolución social, según Saito. Cada vez más gatos viven en interiores y pasan más tiempo con las personas, lo que podría fortalecer su capacidad para interpretar nuestras señales y responder a ellas. Esto refuerza la idea de que, aunque los gatos son vistos como animales distantes, tienen una conexión más profunda con sus dueños de lo que solemos imaginar.