Los perros destacan por su inteligencia emocional y empatía, cualidades que les permiten reaccionar ante situaciones humanas que no comprenden del todo. Aunque no entienden el concepto de una discusión familiar o de pareja, sí perciben la tensión y suelen ponerse del lado de quien consideran la víctima. Sin embargo, esta percepción no siempre es acertada.

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Un estudio de la Universidad de Buenos Aires analizó el comportamiento de 23 perros frente a discusiones simuladas entre humanos. Los resultados mostraron que durante el conflicto, los perros miraban más a la “víctima”, permaneciendo cerca de ella y evitando al “agresor”. Además, en la etapa posterior al enfrentamiento, la mayoría de los perros buscaron primero consolar a quien percibieron como la parte débil, incluso exhibiendo signos de estrés como bostezos, respiración acelerada o la cola baja.

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Los expertos explican que esta respuesta está vinculada al instinto de los perros de proteger la cohesión del grupo, considerándolo su “manada”. No obstante, al no entender normas sociales humanas, un perro puede identificar erróneamente a la víctima. Por ejemplo, si alguien regaña con razón a otra persona por una mala acción, el perro podría interpretar el acto como una agresión y ponerse del lado de quien fue reprendido. Este comportamiento demuestra cómo los perros actúan por instinto y no por una comprensión racional de la situación.