Se cree comúnmente que los gatos temen o no disfrutan del agua. Sin embargo, en el artículo de Vera Vicinanza, coordinadora de cursos online del Área de veterinaria de ISED, se desmiente esta idea errónea. Aunque es cierto que los gatos, debido a su evolución en ambientes desérticos, necesitan menos agua que otros animales, esto no significa que deban evitarla por completo. Los felinos pueden obtener agua de sus presas y, en el hogar, aquellos que consumen comida húmeda tienden a beber menos agua que los que comen comida seca.

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Cada gato tiene sus preferencias en cuanto a la disponibilidad de agua. Algunos prefieren que el tazón esté lleno, otros que se cambie con frecuencia, o incluso agua corriente de fuentes especiales. Es crucial que el agua esté siempre disponible, ya que la deshidratación puede llevar a problemas renales. Además, los gatos son sensibles a los olores, por lo que es mejor usar tazones de acero que no retengan los olores como los de plástico.

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Por otro lado, es un mito pensar que bañar a un gato es perjudicial. Aunque son animales muy limpios, hay situaciones donde un baño puede ser necesario. Con productos diseñados específicamente para ellos, se puede mantener su pelaje en buen estado. Razas como el Maine Coon y el Bosque de Noruega incluso disfrutan del agua. Para un baño sin estrés, se recomienda usar agua tibia en una palangana y un champú adecuado, ofreciendo golosinas como recompensa. Después del baño, es normal que el gato se asee nuevamente para recuperar su olor original.