Mitos y realidades sobre gatos con síndrome de Down
En internet circula la idea de que los gatos pueden padecer síndrome de Down, pero esta creencia es un mito. Este trastorno genético solo afecta a los seres humanos, pues se origina en una alteración cromosómica: las personas tienen 23 pares de cromosomas y quienes padecen este síndrome presentan una copia extra en el par 21. En cambio, los gatos poseen únicamente 19 pares cromosómicos, lo que hace imposible que sufran esta condición.
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Aunque los felinos no puedan desarrollar esta patología, algunos presentan rasgos físicos o conductuales que pueden confundirse con el síndrome de Down. Entre ellos se incluyen hocicos anchos, ojos separados, dificultades para caminar, problemas cardíacos o alteraciones en la visión y la audición. Sin embargo, estos síntomas suelen estar relacionados con otras enfermedades como la hipoplasia cerebral, el síndrome de Klinefelter, la polineuropatía distal o la disautonomía felina.
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Los gatos con necesidades especiales requieren cuidados adicionales para garantizar su bienestar. Pueden necesitar asistencia para comer, beber o desplazarse, además de un entorno adaptado para evitar riesgos. La asesoría de un veterinario es fundamental para identificar el origen de estas anomalías y brindarles la mejor calidad de vida posible. En conclusión, los gatos no pueden tener síndrome de Down, y la información confiable es clave para derribar mitos y asegurar un cuidado responsable de nuestras mascotas.