Piña para perros: ¿beneficio o riesgo?
Muchos tutores caninos se preguntan si pueden ofrecer un trozo de piña a su perro sin preocuparse por su salud. La respuesta es sí, pero con ciertas precauciones. La piña fresca es una fruta rica en agua (alrededor del 85%) y nutrientes como las vitaminas C, A, B1 y ácido fólico, además de minerales como hierro, calcio y zinc. Estos elementos pueden contribuir al fortalecimiento del sistema inmunológico y digestivo del animal si se le proporciona en pequeñas cantidades.
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Sin embargo, no todo es tan simple. Aunque la piña natural puede ser un premio saludable, la versión enlatada o deshidratada puede contener azúcares añadidos y calorías innecesarias para el organismo de tu perro. Incluso la fruta cruda, si se consume en exceso, puede causar trastornos digestivos como diarrea o estreñimiento, especialmente en perros con estómagos sensibles. Por lo tanto, la moderación es clave al incorporar este alimento en su dieta.
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Es fundamental evitar darle a tu perro la cáscara y el centro duro de la piña, ya que podrían causar obstrucciones intestinales peligrosas. Para una preparación segura, consulta primero a tu veterinario, retira las partes no comestibles, corta la fruta en porciones adecuadas al tamaño del perro y observa su reacción tras probarla. Unos pocos bocados al día pueden ser un snack delicioso y refrescante, siempre que se respete el equilibrio nutricional y el bienestar general de tu mascota.