Ese sonido prolongado y penetrante que a veces lanza tu perro no es casual. Aunque pueda tomarte por sorpresa, el aullido es una forma natural y muy antigua de comunicación canina. Heredado directamente de sus antepasados lobos, aullar sigue siendo una herramienta clave para expresar emociones, necesidades o simplemente para reaccionar a ciertos estímulos.

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Los perros aúllan por distintas razones. Algunas veces responden a ruidos agudos como sirenas o timbres; otras, simplemente están manifestando que se sienten solos, quieren llamar tu atención, o incluso que sienten dolor físico. No faltan ocasiones en que un aullido es una muestra pura de afecto: te ven llegar a casa y, emocionados, te saludan con un sonoro canto.

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No todos los perros aúllan igual. Algunas razas, como los Huskies o Beagles, son más propensas, pero el entorno, la historia del perro y su socialización también influyen. Si el aullido es muy frecuente, lo ideal es observar qué lo detona: soledad, sonidos externos, ansiedad o simplemente aburrimiento. Existen juguetes interactivos, feromonas relajantes, y sobre todo, el tiempo y la atención del tutor, como soluciones efectivas para disminuir este comportamiento. En casos persistentes, acudir a un especialista en conducta canina puede marcar la diferencia.

Comprender por qué tu perro aúlla no solo evitará malentendidos, también fortalecerá el vínculo entre ambos. Porque cuando escuchas con atención, descubres que cada sonido tiene un propósito.