Cuando llegas a casa y tu perro te recibe con una alegría desbordante, no es solo porque te extrañe, sino porque experimenta una auténtica felicidad. Según estudios del neurólogo Gregory Berns, los perros perciben a los humanos como parte de su familia, a pesar de ser una especie distinta. Al oler a sus dueños, se activan áreas de su cerebro asociadas con la recompensa, lo que explica por qué tu regreso les genera tanta euforia.

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La relación entre los perros y los humanos tiene una base evolutiva. Hace miles de años, los lobos más sociales comenzaron a relacionarse con los humanos, lo que dio lugar a los perros modernos. Aunque conservan conductas como lamer el rostro para saludarse, su fuerte vínculo con nosotros ha sido clave para su éxito evolutivo, superando incluso al lobo. Este comportamiento no solo refuerza los lazos, sino que les permite obtener información sobre dónde hemos estado.

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Además, la separación con sus dueños es algo que los perros no comprenden completamente. Para ellos, estar alejados de su “manada” es antinatural. Cuando los dejas solos por muchas horas, no solo te extrañan, sino que también se aburren y buscan aliviar esa incomodidad al saludarte con entusiasmo.