Rascar: una necesidad básica para los gatos
El acto de rascar es vital para los gatos, equiparándose en importancia a comer, dormir o jugar. Cuando un gato no rasca, puede ser una señal de que algo no está bien con su salud o bienestar. Por eso, es fundamental prestar atención a este comportamiento y no castigar al animal si rasca muebles u otras superficies. En lugar de reñirle, la mejor solución es proporcionarle un rascador atractivo que lo motive a dirigir su conducta hacia ese objeto.
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Rascar no es solo un hábito físico, sino que tiene tres funciones principales. Primero, les ayuda a estirar y fortalecer los músculos de sus patas delanteras y espalda, contribuyendo a su salud física. Segundo, les permite afilar y renovar sus uñas al eliminar las capas viejas. Por último, rascar es un medio de comunicación. A través de sus arañazos, el gato deja señales visuales y olfativas marcando su territorio y estableciendo su presencia, gracias a las feromonas que libera desde las glándulas de sus patas.
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Observar a tu gato es crucial, ya que cambios en la frecuencia con la que rasca pueden ser indicadores de problemas físicos o emocionales. Si notas que ha dejado de rascar o lo hace de forma excesiva, no dudes en acudir al veterinario. Este comportamiento, además de ser necesario para su bienestar, también es una forma de interacción esencial en su convivencia con otros gatos.