Los perros no solo son fieles compañeros, también poseen una sorprendente habilidad para interpretar las emociones humanas. Diversos estudios científicos han confirmado que pueden reconocer cuándo alguien trata mal a su dueño, percibiendo gestos de rechazo, hostilidad o falta de cooperación. Gracias a su aguda sensibilidad emocional, estos animales modifican su comportamiento dependiendo de cómo perciben el entorno social de quienes aman.

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Investigaciones realizadas en Japón y Viena revelaron que los perros distinguen entre quienes muestran actitudes positivas y quienes actúan de forma negativa hacia sus dueños. En uno de los experimentos, los perros rehusaron aceptar comida de una persona que no ayudó a su dueño, prefiriendo tomarla de quien sí fue amable. Este comportamiento demuestra que los perros no solo reaccionan a las acciones directas, sino que evalúan las intenciones humanas.

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Estudios de la Universidad de Kioto confirmaron que los perros son capaces de procesar información social compleja, mostrando preferencia por interactuar con personas que tratan bien a sus dueños. Estos hallazgos refuerzan la idea de que su vínculo con los humanos va más allá del afecto: su empatía y lealtad los convierten en protectores atentos y sensibles al bienestar de quienes consideran su familia.