Ordenar el escritorio, regar las plantas o doblar la ropa: pueden ser satisfactorias para enfrentar el estrés del día a día. Después de la pandemia, muchas personas reportaron haber encontrado un interés renovado en cuidar sus hogares como una forma de hacer frente a la incertidumbre que se vivía.

Los psicólogos señalan que existen muchos mecanismos potenciales que podrían explicar el placer perfecto de pasar el rato ocupándose de tareas pequeñas y, posiblemente, hasta nos alienten a hacerlo con más frecuencia.

I. Distracciones agradables

Quizá superficialmente ocuparse de tareas pequeñas puede ser útil para entretener la mente y pasar menos tiempo en preocupaciones. Las ventajas que traer el realizar las tareas del hogar, es poder anclar la mente en el aquí y ahora, es como se haría en una meditación.

La tarea también dependerá de dónde centremos nuestro foco, es decir, involucrarse completamente con la experiencia sensorial y podrán sentir una mejora del ánimo, bajando para muchos la ansiedad, el nerviosismo que lleva a un estrés y el aumento de la hormona de cortisol.

Expertos señalan que a diferencia de con otras actividades que ayudan a distraer, como lo sería el jugar juegos de computadora o ver televisión, las pequeñas tareas tienen la ventaja de ser proactivas y útiles, lo que aumenta el «control percibido» (sensación de tener el control de las cosas).

1. Ordenar su cuarto

Un estudio realizado por la profesora Ellen Langer en la Universidad de Harvard y la profesora Judith Rodin en la Universidad de Yale, mismo que se llevó a cabo en un hogar de ancianos, donde los participantes se dividieron en dos grupos.

• A el primer grupo, se les permitió apropiarse de su habitación, acomodar los muebles como ellos quisieran, incluso se les entregó una planta que debían cuidar ellos mismos.

• Al segundo grupo, se le dijo que el personal podía encargarse de todo; que ni siquiera tenían que regar la planta que se les dio.

Lo que el resultado del estudio arrojó es que durante los siguientes 18 meses, los residentes que fueron alentados a asumir la responsabilidad de su habitación disfrutaron de una mejor salud física y tuvieron menos probabilidades de morir. El beneficio que ellos experimentaron viene de origen psicológico, ya que tienen mucho que ver con sentido de control sobre sus vidas.

“Una habitación ordenada, es una mente enfocada”.

2. Elimina el desorden visual

El psicólogo de la Universidad de Michigan Ethan Kross en su libro «Chatter: The Voice in Our Heads and How to Harness It», el señala: «Estamos incrustados en nuestros espacios físicos, y las diferentes características de estos espacios activan fuerzas psicológicas dentro de nosotros, que afectan cómo pensamos y sentimos”, es decir, tener un escritorio abarrotado de cosas, es señal de una mente desordenada.

«Si vemos orden afuera, eso nos ayuda a sentirnos un poco menos caóticos por dentro.

Es por consiguiente que, en la medida que aumenta la cantidad de objetos dentro de la escena, se observará una mayor actividad cerebral que la distraerá del foco central de una actividad a realizar. Esto puede hace que el cerebro se canse y luche por mantener su enfoque durante largos períodos de concentración.

Expertos recomiendan la importancia de destacar que no es necesario que se elimine el desorden para evitar que esto ocurra, simplemente con reorganizar puede ayudar, es decir, organizar objetos en grupos, ya sea por color o por tamaño, esto puede proporcionarle al cerebro pistas más obvias para navegar en el caos, reduciendo parte de la confusión neuronal y mejorando el enfoque.

3. Asociaciones agradables

Al reducir la ansiedad, calmara la respuesta al estrés, aumentará la concentración y desencadenar la liberación de endorfinas, si se presta atención, no es de extrañar de que muchos se dediquen a las tareas del hogar tan pronto como se enfrentan a la incertidumbre de un hecho.

Como todas las actividades, el alcance de estos beneficios estará influenciado por los gustos personales y las asociaciones que vincule con las tareas.

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