La esclerosis múltiple es una enfermedad crónico degenerativa del sistema nervioso central, que causa una pérdida de movilidad y daña las habilidades cognitivas. Es una de las principales causas de discapacidad en jóvenes adultos, imposibilitando a quienes la padecen de realizar sus actividades cotidianas sin asistencia, ya que reduce significativamente su habilidad de caminar, lo que también los obligaría a usar un bastón o en los casos más severos, una silla de ruedas.

La Secretaría de Salud informó en el 2017 que alrededor de 20 mil mexicanos entre 20 a 40 años padecen esta enfermedad, además de que el mayor porcentaje de quien la padece son mujeres. Estas cifras pueden haber cambiado significativamente en los últimos años, sin embargo, no se ha dado a conocer otro informe de prevalencia más reciente.

Uno de los factores de riesgo que influye en contraer esta enfermedad es la genética, una persona con un origen genético caucásico tiene una predisposición mayor a contraer esclerosis múltiple. Otros factores que sumados pueden ser de riesgo, son la deficiencia de vitamina D, contaminación, consumo de sal, exposición al consumo de cigarro, obesidad en la infancia o adolescencia e infecciones virales.

Los signos y síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy diferentes de una persona a otra, ya que esto depende del nivel de daño del nervio y la ubicación de las fibras dañadas.

Algunos de los síntomas que afectan al movimiento pueden ser:

Entumecimiento o debilidad en una o más extremidades, producido comúnmente en un lado del cuerpo o en las piernas y el torso.

Sensaciones de choques eléctricos al hacer movimientos con el cuello, especialmente al inclinarlo hacia adelante.

Temblores, falta de coordinación o marcha inestable.

Los problemas de visión también son frecuentes, como la perdida parcial o completa de visión generalmente primero en un ojo y luego en el otro, visión doble prolongada y visión borrosa.

Otros síntomas que también pueden aparecer son: hablar arrastrando las palabras, fatiga, mareos, hormigueos o dolor en distintas partes del cuerpo, problemas con la función sexual, los intestinos y la vejiga.

La esclerosis múltiple no tiene cura, sin embargo, existen tratamientos que ayudan a acelerar la recuperación de los ataques, cambiar el curso de la enfermedad y controlar los síntomas.

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