Carta de un existencialista invitando a su fiesta de cumpleaños
Rafael Soto Baylón
Pronto llegará la fecha en la cual fui arrojado al mundo. Esta angustiosa- angustia me lleva a rememorar el dasein (debemos leer nuevamente, como lo hacemos desde hace treinta y cinco años, “Sein und Zeit” en castellano tradujeron como “Ser y Tiempo”). Trae tu ejemplar en alemán. El ser-ahí, como lo descubrimos hace treinta y cinco años, es la conjunción óntica con su carácter ontológico del ser. Mi ser es lo singular y concreto, mi-existencia-humana está en compleja dicotomía entre el ser-en-sí o el ser-para-sí y temo lo segundo muy pronto (ven con tu libro L’Être et le Néant (“El Ser y la Nada”) de Sartre, el último gran metafísico.
Es mi esposa quien insiste en que festeje mi ser-arrojado-al-mundoañero. Pero pregunto, ¿hay qué homenajear? ¿No estoy acaso más cerca de ya-no-ser? A seis décadas de existencia –treinta y cinco años dedicados a estudiar esta maravillosa filosofía- me he llenado de miedos, sobresaltos, pesadillas, angustias y pesimismo: ¡Bravo!, porque demuestra que he entendido el existencialismo plenamente, yo no sé si tú-eres-aún-tú, y si yo-sigo-siendo-yo porque como bien lo sabemos, desde hace treinta y cinco años, la nada nadea.
Espero haber roto –como lo hemos hecho desde hace treinta y cinco años- toda semántica y sintaxis. Ahora espero me arrojen de este mundo porque como bien dijo Schopenhauer, “lo mejor de esta vida es su brevedad” ya que lo único que importa es conocer el ser.
Ya supondrás que eres el único invitado porque los demás son seres-para-sí y no seres- en-sí. Espero nos veamos pronto y no pronto, porque “El Acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos” como lo escribió Camus e ignoro tenga fuerzas para no decidirlo mañana.
Tu-ser-para-otro
Alberto Martín Sastre



