En el delicado pero crucial laberinto político que enfrenta el partido gobernante, la incógnita que resuena es: ¿Qué papel desempeñará Marcelo Ebrard durante la administración de Claudia Sheinbaum?

El antiguo ministro de Relaciones Exteriores ha ido consolidando su influencia en el círculo cercano a la presidenta electa, convirtiéndose en su representante en misiones de alta complejidad, lo que se refleja en la deferencia pública que Sheinbaum le otorga a quien fue su competidor en la contienda interna de Morena por la presidencia.

Sheinbaum, la próxima líder nacional, está considerando nombrar a Ebrard como secretario de Economía, una hipótesis que ha ganado aceptación entre la élite empresarial y que cobra más fuerza al considerar que Sheinbaum cuenta con Ebrard para desempeñar un rol esencial en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, delineando un equipo ideal:

Ebrard en Economía, Rogelio Ramírez de la O confirmado en Hacienda y Juan Ramón De la Fuente en la Cancillería.

Más allá de fortalecer los lazos bilaterales, el propósito de esta estrategia es fomentar un ambiente propicio para la inversión que sostenga los ingresos fiscales y el desempeño macroeconómico frente a los primeros indicios de una desaceleración económica. Sin embargo, Ebrard y su círculo aún no ven claro el panorama.

El exjefe de gobierno está convencido de la necesidad de contar con un ministerio donde pueda integrar a sus colaboradores y partidarios que lo han acompañado durante su reciente trayectoria política.

No obstante, aspira a más que un puesto en el gabinete que podría ser vulnerable ante cualquier contratiempo. En su visión ideal, él debería designar al secretario de Economía y, simultáneamente, asumir la coordinación del bloque de senadores de Morena, un puesto de gran influencia.

El dilema surge al confrontar esta visión con la estructura de poder que Sheinbaum desea implementar. En su entorno, se considera que si Ebrard asume el mando de la economía, tendría que delegar la coordinación senatorial a Adán Augusto López Hernández, quien ya cuenta con un sólido grupo de futuros legisladores que respaldan esa meta.

Un escollo adicional es la reticencia de la futura presidenta a asignar la cartera de Economía a figuras que intervinieron legalmente contra su candidatura, excluyendo así a Malú Micher y Martha Delgado, preferidas por Ebrard.

Por otro lado, Roberto Velasco, el principal contacto con Washington en la Cancillería y poseedor de una disciplina que es bien vista por el círculo de Sheinbaum, emerge como una opción favorable. Velasco no acompañó a su superior en la contienda interna de Morena, lo que también impidió que Alicia Bárcena lo desplazara en su intento.

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