Redacción y fotografía: Silver Juárez
Con más de 50 años dedicados a la fotografía, Alfredo Onofre es un veterano del lente que sigue demostrando que la pasión y la salud pueden ir de la mano. A sus 75 años, Alfredo no solo destaca por su larga trayectoria profesional, sino también por su inquebrantable rutina de ejercicio: recorrer diariamente las calles de la ciudad en su bicicleta Swing, la cual ha sido su compañera fiel durante más de dos décadas.

“Hay que hacer ejercicio para mantenerse bien, porque sin ejercicio se acaba uno”, comenta con una sonrisa mientras asegura que el hábito de pedalear lo ha mantenido en óptimas condiciones. “No tengo azúcar, no tengo nada”, afirma orgullosamente, aludiendo a su excelente estado de salud. Alfredo, quien no consume medicamentos ni sufre de enfermedades crónicas, atribuye gran parte de su bienestar a la bicicleta, su aliada inseparable.

Para Alfredo, la bicicleta no solo es un medio de transporte eficiente, especialmente en una ciudad donde el tráfico y el costo de la gasolina son problemáticos, sino también una fuente constante de salud. “Es un ejercicio muy sano y aparte de eso, pues no gasta nada de dinero ni nada”, explica. A diario, recorre entre 5 y 6 kilómetros desde su casa hasta el centro de la ciudad, manteniéndose activo y en forma.

Además de su amor por la bicicleta, Alfredo confiesa tener un automóvil, un económico modelo Datsun 210, que utiliza solo cuando necesita desplazarse a distancias más largas. Sin embargo, prefiere la libertad que le ofrece su bicicleta, que le permite llegar donde quiere sin las complicaciones del tráfico urbano.

Alfredo Onofre es un ejemplo viviente de cómo un estilo de vida activo puede contribuir a una larga vida llena de energía. A través de su relato, inspira a otros a subirse a la bicicleta y descubrir los beneficios que este sencillo ejercicio puede aportar. “Es mejor que caminar”, asegura, destacando que pedalear involucra todo el cuerpo y no requiere más que la propia energía.

A pesar de sus 75 años, Alfredo continúa trabajando como fotógrafo, una profesión que, al igual que su amor por la bicicleta, ha marcado su vida de manera profunda. Su historia es un recordatorio de que la vitalidad no tiene edad y que la combinación de una pasión duradera con hábitos saludables puede ser el secreto para mantenerse joven, activo y en plenitud.