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Bolero del centro vende botas para pagar la universidad de su hija en Chihuahua

Nota y fotos por: Silver Juárez Arce

En el corazón del centro histórico de la ciudad de Chihuahua, en las calles Segunda y Libertad, se encuentra Jesús Arredondo Barrón, un artesano dedicado a la fabricación y reparación de calzado. Con una sonrisa cálida y manos callosas, Jesús, conocido cariñosamente como “Chuy”, comparte su historia mientras muestra con orgullo las botas que ha puesto a la venta para obtener un ingreso adicional.

Chuy se dedica principalmente a la reparación y fabricación de calzado. Sin embargo, para ayudar a cubrir los gastos de la educación universitaria de su hija, ha decidido vender botas vaqueras seminuevas. “Las necesidades tienen que cubrirse como sea,” comenta Chuy, mientras explica que las botas que vende están en excelente estado, parecieran nuevas.

Las botas que ofrece varían en precio, desde 200 hasta 500 pesos, dependiendo del modelo y la calidad. “Pura bota vaquera,” asegura Chuy, destacando la autenticidad y el estilo tradicional de cada par. Su puesto en la Plaza de Armas es un pequeño rincón lleno de historia y esfuerzo, donde cada par de botas tiene una historia que contar.

La motivación detrás de su arduo trabajo es su hija, quien actualmente cursa estudios universitarios. “Tengo que darle duro para pagar la inscripción, los libros y los gastos de transporte,” explica Chuy. La educación de su hija es su mayor prioridad, y cada bota vendida es un paso más hacia el futuro que sueña para ella.

“Nunca me imaginé que costara tanto dar una carrera,” confiesa Chuy, pero su determinación no flaquea. Con cada par de botas que vende, no solo está preservando una tradición, sino también construyendo un futuro mejor para su familia.

En un mundo donde el costo de la educación superior puede ser abrumador, historias como la de Chuy nos recuerdan la importancia del esfuerzo, la dedicación y el amor familiar. Su puesto en la Plaza de Armas no es solo un lugar para comprar botas vaqueras, sino un testimonio de la resiliencia y el espíritu humano.

Para aquellos que pasen por la Plaza de Armas, no duden en detenerse a saludar a Chuy y echar un vistazo a sus botas vaqueras. Cada par tiene una historia, y cada compra apoya el sueño de una joven estudiante universitaria.