*Por limpieza los martes está cerrado

*Alumnos se van sin admirar los lugares históricos

Información y fotos por: Silver Juárez Arce

El Calabozo de Hidalgo y el Museo de la Independencia ubicados en el Palacio de Gobierno, se encuentran cerrados debido a que los martes, realiza el aseo de los espacios históricos, que en este mes en que se celebrará el 212 aniversario de la independencia de México tienen fuerte afluencia de visitantes.

Así le pasó a un grupo de alumnos de primaria del Colegio Montessori encabezados por maestras y maestros, quienes desde temprana hora llegaron al Palacio de Gobierno con la intención de entrar al Calabozo donde estuvo encerrado el padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla, para conocer de cerca la historia que reseña el encarcelamiento del Insurgente responsable de iniciar la independencia en México.

El calabozo abrió sus puertas al público el 12 de octubre de 1972, su principal objetivo es mostrar el sitio donde estuvo cautivo el cura Hidalgo, de abril a julio de 1811 el también conocido como Padre de la Patria, hasta su ejecución.

En este se exhiben algunas de sus pertenencias y documentos, así como dos reproducciones en bronce de los versos que escribió con carbón horas antes de su muerte.

El 16 de septiembre de 1810 y con la conspiración recién revelada, el cura Hidalgo se dirigió a la parroquia de Dolores en la que convocó al levantamiento que dio inicio a la guerra de independencia en México; sin embargo, a menos de un año de este evento, el “Padre de la Patria” fue fusilado por el ejército realista en Nueva Vizcaya, hoy estado de Chihuahua el 30 de julio del año siguiente.

Hidalgo fue aprehendido el 21 de marzo de 1811 junto a sus compañeros en las norias de Acatita de Baján, Coahuila, para después ser trasladado al Real Hospital Militar de Chihuahua. De manera inmediata fue sometido a un juicio eclesiástico ante el Tribunal de la Inquisición.

Durante su ponencia, Miguel Hidalgo asumió la responsabilidad de haber dado inicio a la guerra de independencia, por lo que se programó un nuevo juicio, uno militar ante el Tribunal de Chihuahua.

Para el 27 de julio de 1811, las autoridades eclesiásticas entregaron ante las autoridades reales a un Miguel Hidalgo sin el amparo de la Iglesia y rebajado a lo peor que se podía aspirar en aquella época: un excomulgado. Posteriormente, el Tribunal de Chihuahua encontró culpable a Hidalgo de encabezar la insurgencia y fue sentenciado a muerte.

Finalmente, el 30 de julio de 1811, el día de su fusilamiento, sostuvo un crucifijo en ambas manos y se sentó de frente al pelotón que abriría fuego en su contra. De acuerdo con la versión oficial, para arrebatarle la vida se necesitaron de tres descargas y dos disparos al corazón.

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