Chihuahua despide al Papa Francisco con misa solemne en Catedral
Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
A las 12:00 horas, la Catedral de Chihuahua se llenó de fieles para la primera misa del novenario en honor al Papa Francisco, fallecido en la madrugada de este día a los 88 años. La ceremonia, presidida por el padre Plinio Gerardo Álvarez Villa, destacó el legado del pontífice como un “hombre sencillo y profeta de reformas”, mientras la comunidad católica local expresó su dolor y gratitud.
Al iniciar la liturgia, el padre Álvarez recordó la esencia del liderazgo de Francisco: “Él nos enseñó a abrir el Evangelio a las calles, a no encerrar la fe entre paredes. Un hombre de profundas reformas, que priorizó a los pobres y desafió estructuras”. Tras hacer la señal de la cruz, invitó a los presentes a reflexionar: “Reconozcamos nuestra fragilidad. Somos pecadores, pero amados por un Dios que nos abraza en nuestra pequeñez”.
Durante el acto penitencial, la congregación repitió en voz baja: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”, seguido de una plegaria por la intercesión de la Virgen María y los santos. La homilía retomó fragmentos de las enseñanzas del Papa: “Cuando tocan a un enfermo, tocan la carne de Cristo repetía él. Hoy, pidamos por los que tanto defendió: los marginados, los migrantes, los olvidados”.

El momento más emotivo llegó al evocar la resurrección de Jesús, lectura central de la misa: “Dios lo resucitó, y de ello somos testigos. Confiamos en que Francisco ahora contempla la luz eterna”, declaró el sacerdote, mientras los asistentes coreaban “¡Amén!” de manera prolongada. En las peticiones, se incluyó una mención especial: “Acuérdate, Señor, de nuestro Papa Francisco, y recíbelo junto a tus siervos Lázaro, Lucita, Jaime y todos los que descansan en tu misericordia”.
Al finalizar la eucaristía, el padre Álvarez despidió a los fieles con un llamado a la acción: “Vayan en paz, pero lleven a las calles la alegría del Resucitado. Así lo quiso Francisco: una Iglesia que no teme ensuciarse las manos”. La congregación respondió con un vigoroso “¡Aleluya!” y aplausos, mientras las campanas de la catedral repicaban.
La misa, que dio inicio a nueve días de oraciones, concluyó con fieles depositando flores blancas y amarillas frente a un retrato del pontífice. Entre los asistentes, varios mencionaron su visita pastoral a Chihuahua en años anteriores: “Vino a escuchar, no a dar discursos. Eso nunca se olvida”, comentó una creyente.
El novenario continuará hasta el 29 de abril, cuando se celebrará una misa solemne presidida por el obispo Constancio Miranda. Mientras tanto, el padre Álvarez resumió el sentir de muchos: “Su partida duele, pero su revolución de ternura sigue viva. Nos toca ahora ser testigos de esa fe que él encarnó con humildad”.





