Redacción y fotografía: Silver Juárez

En un acto de humanidad y responsabilidad, la Secretaría de Salud de Chihuahua ha intensificado su apoyo a la comunidad migrante que se encuentra en el campamento de Juan Pablo y 57. Cada jueves, de 9:00 a.m. a 11:00 a.m., una unidad móvil de salud se instala en el lugar para ofrecer una gama de servicios médicos que, en este contexto de vulnerabilidad, son esenciales.

El equipo de salud está compuesto por dos médicos, una enfermera, dos encargados de medicamentos y un conductor. Juntos, brindan consulta general, distribuyen métodos anticonceptivos, sueros, desparasitantes y antibióticos, elementos fundamentales para prevenir y tratar enfermedades comunes en estos entornos.

Durante nuestra visita, pudimos observar cómo los migrantes, en su mayoría niños, acudían a recibir atención médica. El acceso a estos servicios no solo cubre necesidades inmediatas, sino que también juega un papel crucial en la prevención de brotes infecciosos que podrían propagarse rápidamente en el campamento.

Además, la Secretaría de Salud tiene previsto implementar un puesto de vacunación en el mismo campamento, una medida que reforzará la protección sanitaria de los migrantes, especialmente los más jóvenes.

En una entrevista, una migrante proveniente de Venezuela, agradeció la atención recibida. “Aquí me han tratado bien. Tengo asma y me han dado medicamentos para controlarlo. Además, revisaron a mis hijos, que estaban con gripe,” comentó. Su testimonio refleja la importancia de este tipo de intervenciones, no solo desde un punto de vista médico, sino también humano.

Este esfuerzo coordinado por la Secretaría de Salud de Chihuahua es un ejemplo de cómo las autoridades locales pueden marcar una diferencia significativa en la vida de las personas en situación de vulnerabilidad, ofreciendo no solo cuidados médicos, sino también esperanza y dignidad en tiempos difíciles.