Con fe y reflexión, Chihuahua inicia la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza
Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
Con un llamado a la reflexión y al compromiso comunitario, el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, encabezó este mediodía la misa de Miércoles de Ceniza en la Catedral Metropolitana, marcando el inicio de la Cuaresma para miles de fieles. La ceremonia, que reunió a creyentes de todas las edades, incluyó la imposición de cenizas símbolo de humildad y penitencia y un sermón centrado en la conversión espiritual y la solidaridad.
Este ritual, arraigado en la tradición católica, abre un periodo de 40 días de preparación para la Pascua. Las cenizas, obtenidas de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, recuerdan la fragilidad humana con la frase bíblica: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Además, los fieles asumen prácticas como el ayuno y la abstinencia de carne, siguiendo los preceptos de penitencia y caridad.
En su homilía, Miranda Weckmann exhortó a los presentes a vivir la Cuaresma como un camino de renovación interior:
“Recibimos el don de la conversión, la plenitud de su perdón. Que tu pueblo se convierta a Ti de todo corazón para recibir misericordia […]. Ofrezcamos este sacrificio para gloria de Dios y bien de la Iglesia […]. Que nuestras obras de penitencia nos liberen de vicios y deseos desordenados, purificándonos para celebrar con fervor la Pasión de Cristo”.
El arzobispo también enfatizó la importancia de la unidad y la caridad “El Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo y sangre de Cristo […]. Acudamos a los necesitados, imitemos la generosidad divina”.
Miranda Weckmann vinculó la práctica religiosa con el compromiso social, instando a los fieles a “compartir bienes con los necesitados” y a rechazar la indiferencia. Además, dedicó una oración por los difuntos, las autoridades eclesiales incluyendo al Papa Francisco y por “los que sufren en silencio”.
Durante la misa, se reportó un breve incidente cuando una feligresa desmayó, siendo atendida de inmediato por personal de la misma catedral. Sin embargo, el acto continuó con normalidad, culminando con la distribución de la Eucaristía y la salida de los asistentes con la ceniza en la frente, signo visible de su compromiso cuaresmal.
Al finalizar, el arzobispo recordó que la Cuaresma no es solo un rito, sino una invitación a “transformar el corazón”. La próxima actividad en la arquidiócesis será el Vía Crucis comunitario del próximo viernes, como parte del calendario litúrgico.







