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Con paso seguro: Hombre ciego y su perro lazarillo recorren la Plaza de Armas de Chihuahua

Nota y fotos por: Silver Juárez Arce

Con el sol de la tarde iluminando la Plaza de Armas, Javier Martínez, un joven con discapacidad visual, caminaba con seguridad junto a Toby, su perro lazarillo, un labrador negro que lo guiaba con precisión entre el gentío. A sus 28 años, Javier demostraba cómo la compañía de Toby le permite moverse con independencia en un entorno urbano lleno de obstáculos y movimiento constante.

Toby, con su arnés de trabajo claramente visible, avanzaba concentrado, esquivando a los transeúntes y deteniéndose ante cualquier posible riesgo en el camino. Su entrenamiento especializado le permite anticipar escalones, bordes de banquetas y otros obstáculos, garantizando que Javier pueda desplazarse sin problemas. “Él es mi ojos y mi compañía”, comentó brevemente Javier al ser abordado, mientras acariciaba al perro que no apartaba su atención del camino.

Los perros lazarillo como Toby son fundamentales para la autonomía de las personas con discapacidad visual. Su presencia no solo facilita la movilidad, sino que también brinda seguridad y confianza a quienes, como Javier, enfrentan el reto diario de navegar en espacios públicos. Aunque no compartió más detalles sobre su historia, su actitud serena y decidida reflejaba la confianza que le da tener a Toby a su lado.

La escena en la Plaza de Armas, donde el ir y venir de la gente es constante, resalta la importancia de respetar el trabajo de estos animales. Toby, al igual que otros perros de servicio, está entrenado para ignorar distracciones y mantenerse enfocado en su labor, por lo que es crucial que las personas eviten interactuar con ellos mientras están trabajando.

Javier y Toby son un ejemplo de cómo la compañía de un perro lazarillo puede transformar la vida de una persona con discapacidad visual, permitiéndole disfrutar de mayor independencia y libertad en su día a día. Su presencia en el centro de la ciudad también sirve como un recordatorio de la necesidad de fomentar una cultura de inclusión y respeto hacia las personas con discapacidad y sus compañeros caninos.