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Crisis sanitaria frente al Parque del Policía Caído: basura y droga en el “Pantano de Shrek”

A solo unos pasos del Parque del Policía Caído, donde turistas admiran las Fuentes Danzarinas, se extiende una realidad paralela que avergüenza a la ciudad. Tras lo que fue una entrada con malla ciclónica hoy reducida un basurero sin una barrera yace “El Pantano de Shrek”: un basurero clandestino donde el agua podrida se mezcla con jeringas rotas, latas de aerosol y basura. Mientras en la plaza vecina reina el orden municipal, este predio abandonado se ha convertido en territorio de drogadictos.

El contraste hiere: donde terminan las fuentes danzarinas y la plaza del Policía Caído, comienza el reino de las ratas. Vecinos relatan cómo sin tener la malla permiten el libre paso de malandrines que convierten el lugar en picadero, mientras el agua estancada esa “alberca radioactiva” que ya tiene nombre popular fermenta bajo el sol. Con las lluvias anunciadas para las próximas semanas, el pantano crece, transformándose en criadero de mosquitos que amenazan a Chihuahuenses y turistas que transitan diariamente por la zona centro.

Las quejas caen en oídos sordos desde hace años. Pese a las denuncias publicadas, ni el Gobierno Estatal ni Municipal obliga al dueño a reparar la malla destrozada, bombear el agua negra o detener esta crisis sanitaria. Mientras las Fuentes Danzarinas brillan con mantenimiento constante, aquí la negligencia permite que se acumulen montículos de basura, jeringas y animales muertos.

El llamado es claro: si el gobierno puede vigilar cada banca del parque aledaño, ¿por qué no exige a el dueño a que selle esta herida urbana La salud pública no puede depender de distinciones burocráticas. Cada día que pasa sin retirar la basura, sin fumigar, drenar las aguas podridas o sin reconstruir la cerca vandalizada, el Pantano de Shrek envenena no solo el centro histórico, sino la credibilidad de quienes prometieron cuidarlo.

Hoy, mientras las fuentes vecinas bailan aun sin ritmo de la música, en este pantano solo crece el silencio cómplice de las autoridades.