Rafael Soto

Desde que COPARMEX anunció que Xóchitl Gálvez estaría en el Centro de Convenciones de Chihuahua, nació nuestra inquietud por asistir. Y allá andamos, buscando pases para no perder un acto que calificamos anticipadamente de histórico. Y queríamos ser testigos. Finalmente los organizadores abrieron las inscripciones, nos registramos y ya teníamos nuestro ingreso asegurado. Gran organización para una escuchar a una magna invitada.
Tocó el día 20. Llegamos a eso de las 4:40 pm al auditorio. Aguardamos unos cuantos minutos en una corta fila, dijimos nuestros nombres, nos dieron un círculo autoadhesivo e ingresamos al gran salón. Hemos de decirlo, repleto no estuvo (es que no dieron lonches, ni cocas ni dinero. Pero es que todos fuimos voluntariamente), pero fueron muy pocos los lugares vacíos. A las 5:10 apareció la homenajeada, saludando a todo mundo, tomándose fotos, repartiendo besos y abrazos prácticamente no la dejaban avanzar. El maestro de ceremonias les decía que le abrieran el paso, con la promesa de que al final del evento la Senadora accedería con todo gusto a que se acercaran a ella, que a eso vino, a saludar a los chihuahuenses.
He asistido a bastantes eventos políticos y hace muchísimo tiempo no me sentí tan a gusto, tranquilo, entusiasmado, cómodo. El lenguaje de ella es espontáneo, popular pero no vulgar, fuerte sin ser agresivo, levanta el ánimo y atrae la atención del respetable. Su frescura es contagiosa. Creo que no había disfrutado de una charla… no fue propiamente un discurso… desde los buenos tiempos de Luis H. Álvarez, Francisco Barrio, Manuel Clouthier, Vicente Fox. Años sin ecuchar a alguien que irradiara tanta y tanta sinceridad. Nada que ver con los acartonados, secos discursos de Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida y Miguel de la Madrid. Ni las fogosas y agresivas peroratas del Jefe Diego y López Obrador. Xóchitl está formada de otro barro. No oímos mandar al diablo a ninguna institución. Habló de sus orígenes los cuales los asimila y supera con inteligencia, sagacidad y amor por el prójimo. Cada afirmación tenía su razón de ser. Invitó a quienes quieran dedicarse a la política lo hagan para ayudar a los demás, no para enriquecerse. “Las personas que no tienen sentido del humor y que viven encabronadas con la vida no sé para qué viven”. Dijo que ella tenía más de treinta años de matrimonio “nunca me he dormido encabronada con mi marido, porque se me olvida que el cabrón me hizo algo”. Afirmó no ser una mujer que guarde rencores, odios”. Si el presidente piensa que a ella se le va el sueño porque la menciona a todo momento, está equivocado ya que “trato de conectarme con el corazón”. Usa bicicleta porque el intenso tráfico de la Ciudad de México provoca el mal humor. “Y ahí voy yo, rebasando a quienes están atorados”. Aunque recomendó que si vas a trasladarte un kilómetro, lo hagas a pie. Si son cinco o diez en bicicleta, aunque reconoció que el clima norteño no ayuda mucho. Sin embargo, preguntó, cómo se trasladaban en 1930, 40, 50… pues a pie, o en caballo, o el carretilla. Así que imposible no es. Sinceramente todo lo que dijo era serio, importante aunque lo dijera con humor y con una que otra palabra fuerte.
Lo que más me llamó la atención fue su reconocimiento a lo hecho por el actual gobierno. Dijo que no es conveniente deshacerse del AIFA porque aunque no es útil como aeropuerto internacional lo puede ser como regional. El Tren Maya deberá usarse aunque haya tramos que son realmente son ecocidios. La refinería de Dos Bocas ha costado mucho dinero como para que por un capricho se desperdicie. El tren que corre por el Istmo deberá sacársele provecho; la pensión a los adultos deberá conservarse e incrementarse. Complementar el programa de los jóvenes con instrucciones para que después de doce meses logren un empleo, pero un buen empleo, con sueldos dignos.
“Un tema en el cual podemos podernos de acuerdo todos es el de la seguridad pública” todos quisiéramos que fifís, conservadores, todos pudiéramos salir a las calles sin miedo. Que los hijos de esos grupos sociales no sientan temor.
Dijo que si quieres que las cosas salgan bien contraten a un ingeniero porque están acostumbrados a solucionar problemas. Reconoció no saber de todos los temas, y menos aún de cómo solucionar esas dificultades. Pero para eso debemos rodearnos de especialistas. Habló por supuesto de su experiencia como Jefa Delegacional de la Miguel Hidalgo y cómo arregló los asuntos.
Si Xóchitl vino a convencer convenció. Pero si vino a que la aplaudieran se quedó corta. Los vítores y los aplausos la interrumpieron a cada momento. Sus únicos defectos son que no nació en el norte –seguramente por modestia- y que le sigue yendo al Cruz Azul aunque pierda. Refrendó el cariño de los chihuahuenses y todos salimos satisfechos. “La política, platicada y practicada así, no es mala, sino todo lo contrario”.

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