Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

En el corazón de Chihuahua, en la Plaza Merino, Doña Antonia Mendoza, una señora de la tercera edad, mantiene viva la tradición del pan casero. Cada día, desde las cuatro de la madrugada, se levanta para preparar su delicioso pan de nata y pan ranchero, ofreciendo a los chihuahuenses un sabor auténtico y lleno de dedicación.

Con un puesto humilde, compuesto por una caja de leche de plástico y un bote, Doña Antonia vende sus creaciones en bolsitas de cuatro piezas que transporta en sus bolsas. Desde las siete de la mañana, se instala en la calle Libertad, frente a la Plaza Merino, donde ofrece dos variedades: el pan de nata, de tamaño más grande, y el pan ranchero, ligeramente más pequeño.

Los precios son accesibles, pensados para que todos puedan disfrutar de estas delicias: las bolsitas de cuatro piezas grandes se venden a cincuenta pesos, mientras que las de piezas más pequeñas cuestan treinta pesos. Estos precios reflejan no solo el valor del producto sino también el esfuerzo diario de Doña Antonia.

La historia de esta señora es un testimonio de perseverancia y tradición. Su pan, horneado en una simple estufa de gas casera, representa más que un producto; es el sustento diario de Doña Antonia. Por ello, es crucial que la comunidad apoye este pequeño negocio local. Cada compra no solo satisface el paladar sino que también ayuda a mantener viva esta tradición y a sostener a una trabajadora incansable de nuestra ciudad.

Invitamos a todos los chihuahuenses y visitantes a acercarse a Doña Antonia. Cada pieza de pan que compremos es una forma de ayuda para su sustento diario.