Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

Jesús Rosas González, un valiente hombre de 72 años que se desplaza en silla de ruedas debido a la poliomielitis, no solo desafía las limitaciones físicas que enfrenta, sino que también se convierte en un cuidador de carros para una empresa de Chihuahua.

Jesús se dedica a cuidar los carritos en una empresa de empaques y envases. Su labor no se limita a dar entrada y salida a los vehículos, sino que también desempeña un papel crucial en la seguridad de los transeúntes. Se asegura de que los peatones, incluyendo ancianos y niños, crucen la calle con seguridad, ya que lamentablemente, muchos conductores son imprudentes.

«Hay muchos imprudentes que salen sin medir ningún cuidado», comenta Jesús. Ha tenido que intervenir en varias ocasiones para evitar accidentes, incluso llegando a golpear el vehículo de un conductor que se negaba a detenerse para permitir el paso seguro de los peatones.

Para respaldar su labor y documentar posibles incidentes, Jesús ha instalado cámaras de seguridad en su área de trabajo. Estas cámaras registran todo lo que ocurre y ayudan a aclarar responsabilidades en caso de accidentes o situaciones peligrosas.

Sin embargo, la vida de Jesús no solo está marcada por su trabajo y su defensa de la seguridad. También lucha contra una injusticia por parte del Seguro Social. A pesar de haber cotizado durante 10 años y cumplir con el requisito de 520 semanas, se le ha negado su pensión debido a cambios en la legislación que él considera injustos.

«El Seguro Social no me quiere dar mi pensión porque me piden que trabaje un año más», se lamenta Jesús. La situación es aún más desafiante ya que el seguro facultativo ya no lo admite debido a su falta de cotizaciones recientes.

Jesús espera que las autoridades intervengan en su caso y hagan justicia. Ha compartido su número de teléfono (614-361-2244) para que quienes deseen ayudar o sumarse a su causa puedan comunicarse con él.

Este hombre valiente no solo es un ejemplo de perseverancia, sino también un recordatorio de que, incluso en medio de obstáculos personales y burocráticos, uno puede luchar por un cambio positivo en la sociedad y por el reconocimiento de los derechos que le corresponden.

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