Reportaje y fotos por Silver Juárez Arce

Uno de los templos más representativos de la ciudad es sin duda alguna el Sagrado Corazón de Jesús cuya arquitectura destaca entre áreas modernas y elementos de transporte que le han robado la visibilidad a este edificio cuya edificación inició en 1909.

El motivo de su construcción nace a raíz de la expulsión de la sierra Tarahumara de la Compañía de Jesús expulsada desde 1767, por lo que a petición del primer obispo de Chihuahua José de Jesús Ortiz y Rodríguez, los jesuitas retornaron oficialmente al estado en septiembre de 1900.

Debido a la necesidad de contar con una casa y templo en la ciudad de Chihuahua donde se pudieran detener en su traslado a la Tarahumara, los jesuitas solicitaron y obtuvieron del nuevo obispo Nicolás Pérez Gavilán y Echeverría el Santuario de Guadalupe.

Uno de los sacerdotes jesuitas residentes en el Santuario, el padre Pedro Delgado, comenzó a atender a los vecinos de la Colonia Pacífico, ubicada al suroeste de la ciudad y junto a ellos inició en 1909 el proyecto de construcción una capilla al Sagrado Corazón, proyecto para el cual el gobernador Enrique Creel donó un terreno de su propiedad ubicado en la esquina de la Av. Penitenciaría —hoy 20 de Noviembre— y calle 26.

El crecimiento poblacional de la zona dio como resultado que pronto la capilla resultara insuficiente, por lo que en 1919  los vecinos convocados por el superior jesuita José María Maya resolvieron la construcción de un nuevo templo más espacioso, para lo que formaron una junta directiva que el de noviembre y obtuvo el permiso para la construcción de la Secretaría de Gobernación y adquirió el nuevo terreno en la esquina formada por las avenidas 20 de noviembre y Ocampo; formulado el proyecto ya como templo jesuita, fue enviado al superior de la orden en la Ciudad de México que lo rechazó argumentando que no debía limitarse a una capilla sino a un templo de grandes dimensiones.

Para tal efecto se reorganizó la junta directiva a cuyo frente destacaría la señora María Luján de Terrazas, entre otras damas chihuahuenses, que conseguirían la ampliación del terreno inicial por donación realizada por la señora Rosa Terrazas de Muñoz; finalmente, en agosto de 1921 el tercer Obispo de Chihuahua, Antonio Guízar Valencia colocó y bendijo la primera piedra y celebró la primera misa en el lugar.

El proyecto arquitectónico del templo, de estilo románico, fue realizado por el ingeniero José R. Argüelles y el ingeniero F. Tribouyet, inicialmente las obras se iniciaron bajo la dirección del ingeniero Enrique Esperón, y a su fallecimiento fue sustituido por los ingenieros Manuel O’Reilly y Carlos Ochoa Arróniz; además la cantería estuvo a cargo del maestro Romualdo González.

Los trabajos se suspendieron en 1926 a consecuencia del conflicto religioso 1926 con el gobierno mexicano que llevaría a la suspensión de cultos desde el 31 de julio de ese año y hasta 1929.

A partir de ese año se reiniciaron lentamente los trabajos que se prolongarían a lo largo de treinta años más.

En 1931 parte del templo fue habilitada como capilla provisional en la que se inició el culto público a partir del 31 de agosto de ese año y que se consolidaría como la residencia jesuita en Chihuahua al ser devuelto ese mismo año el Santuario de Guadalupe a la jurisdicción diocesana y sobre todo cuando en 1934 se incendió la primitiva capilla de la Calle 26.

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