Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce
En los cruceros concurridos de la ciudad de Chihuahua, un artista callejero destaca entre la multitud con su increíble destreza y habilidad en el malabarismo. Irvin David Rascón Hernández, un residente local, es el nombre detrás de la magia que se despliega en cada semáforo.
Al preguntarle su nombre, Irvin David Rascón Hernández, con modestia, revela que ha aprendido estas habilidades por sí mismo, sin un instructor formal. Con una sonrisa, comparte cómo ha perfeccionado el arte del malabarismo a lo largo de los años.
Cuando se le pregunta sobre la dificultad de equilibrarse en un monociclo mientras malabariza objetos, Irvin admite que «es un poco difícil, pero es una disciplina que se va adquiriendo con el tiempo». Su dedicación y pasión por el malabarismo son evidentes en sus impresionantes actuaciones en los cruceros de la ciudad.
Irvin ha estado practicando el malabarismo durante aproximadamente cuatro o cinco años, y desde entonces se ha enamorado de este arte. Sus actuaciones capturan la atención de los transeúntes y automovilistas que pasan por los cruceros de Chihuahua.
Cuando se le pregunta acerca del monociclo, Irvin menciona que una de estas piezas tiene un costo de alrededor de tres mil pesos. Estos monociclos son específicos para el malabarismo y se diferencian de las bicicletas tradicionales.
Aunque algunos de estos monociclos son de origen extranjero, Irvin destaca que también se pueden encontrar en México. Sin embargo, a veces es necesario buscarlos fuera de la ciudad para obtener la pieza adecuada para sus actuaciones.
Irvin, un chihuahuense de nacimiento, se presenta principalmente en el crucero de Cuauhtémoc y Vicente Guerrero, un lugar concurrido en la ciudad donde muestra su talento en las tardes.
A pesar de su asombroso talento, Irvin revela que ha sido contactado por oportunidades en el circo, pero ha optado por continuar en las calles de Chihuahua para perfeccionar su destreza y compartir su pasión con la comunidad local.
