Nota y fotos por: Silver Juárez Arce

El centro de la ciudad amaneció diferente. Las calles Victoria e Independencia, usualmente transitadas por el ajetreo urbano, hoy albergan un pedazo de la sierra. Decenas de carpas blancas se han instalado, transformando el paisaje en un vibrante mercado de tradición y color. Entre los puestos, las manos hábiles de las mujeres rarámuris tejen, tallan y moldean la esencia de su cultura.

Casi medio centenar de mujeres, pertenecientes a la exposición “Mano de Mujer”, exhiben sus creaciones: llaveros de colores vivos, canastas tejidas con precisión ancestral, morteros de madera, cucharas talladas, pulseras que llevan el ritmo de la sierra y las famosas tortillas hechas a mano. Cada pieza es única, cada objeto cuenta una historia.

La exposición, que estará abierta al público hasta el 27 de julio, es un testimonio de la resistencia y el talento de estas mujeres. Desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, bajo el sol inclemente o las luces tenues de la noche, ellas están ahí, ofreciendo no solo productos, sino pedazos de su cultura.

“Mano de Mujer” no es solo una exposición, es un grito silencioso que clama por ser escuchado, por ser valorado. Es un recordatorio de que, en medio del bullicio de la ciudad, la tradición y la artesanía siguen vivas, latentes, resistiendo el paso del tiempo.