Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

 La tarde recoge los ecos de una mañana cargada de memoria. Sesenta y seis rostros marcados por décadas de tiza y pizarrones, egresados de la Benemérita Escuela Normal del Estado “Luis Urías del Reino”, reunieron hoy frente a la Catedral de Chihuahua su medio siglo de legado docente. El sol matutino había testificado cómo esta generación de 1975 desempolvaba álbumes con fotografías donde aún eran jóvenes llenos de ideales.

Homero Gómez Gallegos, voz temblorosa de emoción bajo su sombrero, recordaba el escepticismo que enfrentaron al graduarse: “Nos decían: ‘Son unos muchachitos que van a saber enseñar’. Hoy somos viejitos que atestiguamos nuestra propia historia”. El maestro jubilado trazó con palabras el viaje geográfico de su alma máter: “Todos éramos foráneos. Llegamos a una Normal que funcionaba en lo que hoy es la UACH, antes de su traslado a Junta de los Ríos”.

Entre las risas que brotaban al identificar caras juveniles en las fotos, Rosy de Santiago sostenía una imagen desgastada mientras confesaba: “El mayor orgullo es ver a aquellos niños de primaria convertidos en profesionistas”. Cuando se le preguntó por alumnos destacados, sus ojos brillaron al mencionar discretamente nombres como “Evelyn” y “Mario” figuras públicas cuyos apellidos prefirió guardar como secreto de aula, honrando la intimidad del reencuentro.

A las 9:00 de la mañana, la generación había sellado el momento con una foto grupal frente a las puertas de la Catedral en los jardines de la plaza de armas. Ahora, al filo del atardecer, las imágenes que circulan en redes sociales muestran abrazos que sostenían medio siglo de amistad. “Antes éramos los jóvenes de quienes dudaban”, reflexionaba Homero al despedirse. “Hoy nos vamos como testigos de que sí supimos enseñar”. Su frase queda flotando sobre la plaza vacía, donde solo persiste el eco de un legado que sigue vivo en miles de aulas chihuahuenses.