Nota y Fotos por: Silver Juárez Arce

En el campamento improvisado ubicado en la calle 57 y Juan Pablo II, detrás de una tienda Oxxo, los migrantes enfrentan arduas condiciones en medio de una ola de calor que ha azotado la región. Hoy, con el termómetro marcando 38 grados Celsius, nos dirigimos al campamento para observar cómo estas personas están sobrellevando las altas temperaturas.

A pesar de la ayuda que reciben, el agua disponible en los contenedores no es suficiente para todos. Vimos a varios migrantes sacando agua de un registro de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) para saciar su sed y cocinar, lo que refleja las condiciones insalubres en las que viven.

Durante nuestra visita, conversamos con algunos migrantes sobre sus experiencias y desafíos. Víctor Hidalgo, uno de los residentes del campamento, explicó que muchos de ellos han recurrido a beber y utilizar el agua del registro debido a la falta de recursos económicos para comprar agua potable. «Esa es la fuente de agua para nosotros. Es agua que usamos para bañarnos y muchas veces para beber», comentó.

La mayoría de los migrantes en este campamento provienen de Venezuela, escapando de la difícil situación económica de su país. «Nosotros ganábamos tres dólares mensuales en Venezuela, lo que no alcanza para nada», expresó Enrique, otro migrante. «Aquí en Chihuahua llevamos dos meses, esperando reunir suficiente dinero y conseguir una cita para entrar legalmente a los Estados Unidos».

El campamento enfrenta no solo el desafío del calor, sino también la incertidumbre de un pronóstico de lluvias fuertes para mañana. Cuando se les preguntó si estaban preparados para el aguacero, Víctor respondió: «No, ¿y qué vamos a estar preparados? No tenemos albergues o algún lugar a donde ir».

Los migrantes intentan sobrevivir realizando trabajos temporales que encuentran ocasionalmente. «Trabajamos en lo que podamos, descargando camiones o cualquier oficio que nos ofrezcan. Nosotros salimos de nuestro país para trabajar, así que estamos dispuestos a hacer cualquier cosa», afirmó Daniel, uno de los jóvenes del campamento.

La situación de estos migrantes refleja la dura realidad de aquellos que buscan un futuro mejor lejos de su tierra natal. A pesar de las dificultades, continúan luchando cada día, esperando que pronto puedan regularizar su situación y encontrar un lugar donde puedan vivir dignamente.

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